Apéndice VII - EXPERIENCIAS GENÉTICAS DE EXTRATERRESTRES EN MIRASSOL (BRASIL)
03.08.2011 17:02
Apéndice VII
EXPERIENCIAS GENÉTICAS DE EXTRATERRESTRES EN MIRASSOL (BRASIL)
Para que el lector vea que lo que hemos narrado a lo largo de
este libro tiene paralelos y confirmaciones en otras partes del planeta,
narraremos lo que desde el año 1979 está sucediendo en Mirassol, una
ciudad de unos 30.000 habitantes en el estado de Sao Paulo, en
Brasil.
La víctima, de tales experiencias, es un mulato llamado Antonio
Carlos Ferreira, que vivía con su madre en el número 2735 de la Avenida
3.a en Mirassol, y tenía veintiún años de edad cuando en 1979 tuvo su
primer encuentro con los extraterrestres o mejor dicho fue abducido por
ellos contra su voluntad.
Todos los pormenores de este interesantísimo caso fueron
relatados por el Dr. Walter Buhler y Guillermo Pereira en el libro «O
caso de Mirassol», publicado en Río de Janeiro en 1984. Los datos,
documentos, fotografías y pruebas que sostienen todo lo que allí se
dice, están guardados en las oficinas de la Sociedad de Brasileira de
Estudios sobre Discos Voladores (SBEDV), cuya dirección es:
Caixa Postal n.° 16017
Correio do Largo do Machado
Río de Janeiro
Brasil
Lo primero que tenemos que decir es que los extraterrestres
envueltos en esta experiencia genética no son los mismos de los que
hemos tratado en este libro, aunque son también de baja estatura y con
una cabeza de gran tamaño.
Los hay de dos tipos o razas que parece conviven en el mismo
planeta. Unos tienen la piel bastante oscura, parecida a la de Antonio
Carlos, —y puede que ésta fuese una de las razones por las que fue
escogido para la experiencia— y de cabello rizado y rojizo: y otros, que
dan la impresión de ser los dominantes, tiene la piel más clara y los
cabellos lisos y negros.
Pero ambos, aun siendo de formas parecidas a las humanas, son
de una extraordinaria fealdad. Este detalle fue el que hizo que A.
Carlos se resistiese a las experiencias a que fue sometido y el que lo
inhibió para que voluntariamente practicase lo que de él se pedía, cosa
que otros humanos, abducidos por extraterrestres de formas más
armónicas, han practicado gustosamente. En el capítulo «Experiencias
genéticas» hemos aportado varios casos.
El resumen de lo acontecido a Antonio Carlos Ferreira es el siguiente:
El día 28 de junio de 1979, a las tres de la madrugada, cuando
AC hacía sus rondas, en compañía de su perro policía «Hongue» en la gran
fábrica de muebles en la que trabajaba de vigilante nocturno, vio en
una gran explanada cerca de los servicios sanitarios una luz muy
brillante que descendía lentamente, dentro de los terrenos de la
fábrica.
Cuando observaba atentamente qué podía ser aquello, vio que se
acercaban a él tres criaturas de muy baja estatura —que más tarde supo
que eran robots— con la cabeza cubierta por una especie de casco opaco y
vestidos con un uniforme enterizo que los cubría completamente hasta el
cuello.
«Hongue» adiestrado para ello, partió hacía ellos gruñendo pero
no había hecho más que iniciar su carrera cuando lanzando un pequeño
gemido quedó paralizado y cayó como muerto.
De una pequeña caja que llevaba uno de aquellos seres partió un
haz de luz roja que inmovilizó a AC y en este estado fue transportado
por los tres individuos, sin tocar el suelo, hasta un pequeño aparato
discoidal que estaba aparcado en el extremo de la explanada.
Este aparato lo transportó a otro de mayor tamaño en donde
sería sometido a las experiencias que enseguida detallaremos. La nave
nodriza a donde fue trasladado tenía muchos compartimentos y salones y
en ella pudo ver una gran cantidad de hombrecitos de las dos razas,
atareados en sus quehaceres. Los tres robots que lo habían inmovilizado y
secuestrado, en cuanto lo entregaron a los hombrecitos de la gran nave,
se alinearon pegados a la pared y así permanecieron inmóviles todo el
tiempo que estuvieron a la vista de AC. Durante su secuestro y traslado,
en ningún momento se dirigieron a él para nada ni los oyó comunicarse
entre ellos.
Las dos razas, aparte de diferenciarse en el pelo y en el color
de la piel, tenían otras pequeñas disparidades, pero fundamentalmente
eran bastante parecidos, teniendo unos ojos muy salientes y rasgados,
sin cejas ni pestañas, gran boca con unos labios carnosos y salientes,
nariz muy ancha, chata aunque algo arremangada, barbilla prominente y
cuello bastante grueso.
Una vez que AC hubo recobrado sus movimientos y cuando de una
manera telepática le aseguraron que no le iban a hacer ningún daño y que
lo iban a regresar a su casa, lo llevaron a otra pequeña sala en donde
había un diván. Lo hicieron tumbarse en él y entonces comenzó la parte
más extraña e interesante de toda su aventura.
Por una parte apareció una mujer extraterrestre, que estaba
completamente desnuda, y que se acercó decididamente al diván en donde
estaba acostado AC. Era de la raza de los de piel oscura, y un poco más
alta que los otros de su especie, aunque bastante más baja que AC. Tenía
entre 1,50 y 1,55 mts., la piel color chocolate, bastante parecida a la
de AC y una gran cabeza; pelo rojo y ensortijado, ojos negros y muy
rasgados y una boca muy grande con unos labios muy gruesos.
Aparte de esto su aliento era bastante fétido, tenía la
barbilla muy saliente, senos pequeños, pelo rojo en la región púbica y
una piel muy fría al tacto. Estos fueron los detalles que posteriormente
bajo hipnosis dio AC, ya que cuando reaccionó de la impresión que le
había causado la luz y los hombrecitos que vio acercarse, no se acordaba
de nada de lo que había sucedido en las más de doce horas
transcurridas.
Las incidencias de lo ocurrido entre AC y la mujer
extraterrestre las resumo de lo que escribieron Walter K. Buhler,
Guillermo Pereira y Ney Matiel Pires en el libro «UFO Abduction at
Mirassol - A biogenetic experiment» publicado privadamente en 1985 por
Wendelle C. Stevens, en Tucson, Arizona.
«... En aquel momento la desnuda extraterrestre le habló algo a
AC. Le dijo con señales de afecto que ella quería que él la besase.
Esto lo repitió en más ocasiones mientras estuvieron juntos.
«AC consideraba a aquella mujer nada atractiva y estaba muy
lejos de agradarle. Cuando él tocó por un momento su piel, aparte de
sentirla muy fria, recibió una pequeña descarga (eléctrica)...
«Una vez que AC estuvo tumbado en el diván, tres de los
extraterrestres comenzaron a despojarlo de sus vestidos, pero él se
resistió. Los empujó y los golpeó, pero ellos eran fuertes y lo trataron
ásperamente y con dureza y finalmente lo dominaron. Le arrancaron por
la fuerza los vestidos rasgándoselos y durante el forcejeo recibió
magulladuras.
«Posteriormente se pudo hacer más luz sobre este incidente y en
especial sobre la manera bastante brusca con que lo despojaron de sus
vestidos. Los ovninautas trataban de desnudar a AC quitándole su ropa de
arriba a abajo como si fuese enteriza, sin desabrocharle los botones ni
descorrerle la cremallera, muy posiblemente porque desconocían cómo es
nuestra manera de vestirnos. Y esto puede ayudarnos a comprender la
manera extraña que ellos tienen de ponerse y quitarse sus «monos» de una
sola pieza de material elástico que de ordinario llevan puestos. (Ver
ilustración).
«Enseguida la mujer desnuda trató de acercarse a él de nuevo y
de cogerle las manos. AC estaba enormemente contrariado y le dijo a la
mujer que no quería que se le acercase, porque su fealdad le causaba
mucha repugnancia. Un extraterrestre un poco más alto que los otros se
acercó y le puso a AC una inyección en un brazo lo que motivó que él
perdiese toda su fuerza y también su deseo de resistir. Además en el
otro brazo (el izquierdo) le pusieron un pequeño aparato que AC no sabe
describir, pero que vio perfectamente cómo se lo acoplaban al
brazo.
«A continuación le untaron por todo el cuerpo una especie de
aceite de color ámbar oscuro. Enseguida lo colocaron encima de la mujer y
lograron que él consumase su unión sexual con ella.
«No estuvo mucho tiempo con la mujer y en cuanto terminó le
quitaron el aparato que le habían puesto en el brazo izquierdo y
volvieron a untarlo con el mismo aceite, antes de devolverle sus ropas
(que, sobre todo los calzoncillos, estaban bastante rasgados).
«Durante todo el tiempo los hombrecitos conversaban entre ellos
en un lenguaje que era totalmente ininteligible para AC. Sin embargo,
cuando se dirigían a él podía entender perfectamente lo que querían
decirle.
«Le volvieron a decir que no tenía que temer; que nada malo le
iba a suceder y que lo devolverían a la Tierra. También le dijeron que
ellos venían de otro planeta y que estaban en la Tierra para conseguir
el hijo (híbrido) de un terrestre para futuros estudios; que ya habían
conseguido tres. Le aseguraron también que volverían a contactarse con
él y que le mostrarían el fruto de su experiencia, porque querían que él
conociese a su hijo.
«Mientras le decían esto le marcaron en el cuerpo con una
especie de tatuaje que AC conserva todavía. (El tatuaje es un círculo
con dos diámetros en forma de cruz). Le dijeron que este símbolo era la
marca de ellos. AC sintió entonces que le faltaba el aire y le dieron un
líquido oscuro que tenía un sabor raro y desagradable.
«Tras de esto lo llevaron a una habitación completamente oscura
en donde sintió que lo trasladaban a otro vehículo más pequeño que lo
dejó en el mismo sitio en que lo habían abducido. Cuando se repuso y
quiso ver dónde estaba el pequeño vehículo que había visto al principio,
ya no estaba allí».
Hasta aquí lo que los citados autores nos cuentan resumidamente
de la experiencia de AC en el año 1979. Pero lo interesante es que las
experiencias han proseguido y hoy ya conocemos muchos pormenores sobre
todo este caso; no sólo sobre las consecuencias que ha tenido sobre la
vida de AC, sino sobre los mismos extraterrestres que lo secuestraron y
hacia los que en la actualidad AC ya no siente ninguna animosidad.
Todos estos detalles han ido saliendo a la luz mediante las
sesiones de hipnosis a que AC ha sido sometido por expertos muy
cualificados que se han ocupado de verificar cada una de sus
aseveraciones y de asegurarse de que no están ante un sujeto
fabulador.
Sin querer entrar en ninguna discusión que estaría
completamente fuera de lugar en este apéndice, les diremos a los que
critican el método de la hipnosis como un instrumento de trabajo en la
ovnilogía, que si conociesen bien todo lo que él conlleva, no perderían
su tiempo ni su reputación en atacarlo tan a ciegas y tan absolutamente.
Por supuesto, que puede haber algún caso de fabulación, pero cuando se
toman las precauciones debidas y es practicado por verdaderos expertos
se pueden descubrir datos y se puede llegar a conclusiones que no
admiten duda alguna.
AC fue sometido a una «Regresión de sensitividad» el 5 de
agosto de 1979, mes y medio después de su primera abducción. A una
regresión hipnótica el 19 del mismo mes de agosto. A otra regresión
hipnótica en enero de 1983 tras otra abducción y a otra más en el mes de
abril del mismo año tras una tercera abducción. En cada una de estas
regresiones se descubrían otras abducciones de las que AC no se
acordaba.
Al igual que en muchos otros casos, AC tenía sólo una sensación
borrosa de que algo extraño le había pasado en aquella fecha o en aquel
lugar pero no conservaba ninguna idea clara ni concreta de lo que
entonces le había sucedido. Bajo hipnosis todo se volvía claro y cuando
posteriormente se oía a sí mismo en la cinta grabada en estado
hipnótico, se producía casi repentinamente una conexión entre la mente
consciente y la inconsciente, que en más de una ocasión ha resultado ser
bastante traumática.
Uno de los testigos más importantes que nos demuestra que no
estamos ante un caso de fabulación es el perro «Hongue». Tal como ya
dijimos, fue dejado como muerto por los dos robots cuando los quiso
atacar, pero en realidad estaba sólo paralizado. Cuando volvió en sí,
huyó del lugar y posteriormente no ha querido de ninguna manera volverse
a acercar al sitio en donde fue paralizado. No sólo eso, sino que ya no
ha vuelto a ser el mismo perro dócil y valiente que era antes y se
niega rotundamente a acompañar a AC en sus rondas nocturnas, cosa que
antes hacía con gran alegría, pues no en vano había sido entrenado
especialmente para ello.
AC ha cambiado mucho en su manera de ser desde que tuvo su
experiencia. En la actualidad puede comunicarse telepáticamente con sus
abductores con los que, como ya dijimos, mantiene unas relaciones mucho
más amistosas que en un principio. En sucesivas abducciones, además de
las dos razas ya descritas, ha visto otras dos completamente diferentes.
En un caso se trata de individuos de talla alta, y rubios de ojos
azules que cooperan amigablemente con las otras dos razas; y en otro de
individuos muy peludos, parecidos a gorilas o chimpancés, pero
racionales pues los vio hablar entre ellos, aunque no se dirigieron a él
en ningún momento.
En julio de 1982 le fue mostrada a AC su pequeña hija, fruto de
la experiencia llevada a cabo en su primera abducción. En esta ocasión
AC no fue abducido sino que sencillamente se la mostraron a la puerta de
una pequeña nave que se posó cerca de él. Un mes más tarde, el 8 de
agosto, fue abducido nuevamente y esta vez se la enseñaron de cerca. Es
una niña bastante parecida a su madre, pero con las facciones más
dulcificadas y con la misma piel color chocolate de sus progenitores.
(Ver ilustración).
En un ocasión AC vio cómo en su propia casa su hijo terrestre
Fernando, de tres años, nacido de su matrimonio con Jandira, jugaba con
su hija extraterrestre, de cuatro años. Y entonces le fue dicho que esto
sucedía muchas veces por la noche sin que sus padres se diesen
cuenta.
Tal como hemos dicho este no es el único experimento biogenético hecho por extraterrestres del que se tenga noticia en Brasil.
He aquí unos cuantos tomados del catálogo de la SBEDV:
13 de abril de 1978. Lugar: Maringá (Paraná), Brasil.
Jocelino de Mattos, trabajador en una Compañía eléctrica, fue
abducido por la noche cuando caminaba hacia su casa. También fue elevado
hacia el ovni a través de un haz de luz. Primero le extrajeron semen y
luego fue obligado a copular con una extraterrestre de piel clara que
dijo ser médica en su planeta. Duración de la experiencia: dos
horas.
3 de enero de 1979. Lugar: Hialeah (Miami), U.S.A.
Filiberto Cárdenas, cubano exiliado, mientras examinaba su
coche descompuesto, fue levantado en el aire al atardecer por una nave
medio escondida a poca altura en una pequeña nube. El hecho sucedió en
presencia de un amigo, la esposa de éste, y una hija de ambos que
viajaban con él en el coche. Los extraterrestres le extrajeron muestras
de semen en el examen físico a que lo so metieron. Le dijeron que ellos
tenían ya 81 híbridos de su propia raza con humanos. Apareció
semiconsciente al próximo día, tirado en una carretera no muy lejana y
en buenas condiciones físicas.
15 de octubre de 1979. Lugar: Saquarema (Río de Janeiro).
Luli Oswaldo y un amigo fueron abducidos por un objeto esférico
que salió del mar. Sometidos a un examen físico les extrajeron semen y
luego fueron obligados a tener relaciones sexuales con dos de tres
mujeres que tenían caras feísimas como de roedores y de estatura
bastante baja, que no demostraron emoción ni sentimiento alguno durante
todo el encuentro. Duración: dos horas y media.
30 de noviembre de 1982. Lugar: Botucatú (Sao Paulo), Brasil.
Juan Valerio de Silva, portero de un hospital. Cuando a media
noche salió al patio de su casa para tomar un vaso de agua, fue elevado
hacia un ovni que flotaba encima de un árbol, mediante un rayo de luz.
La extraterrestre con la que tuvo relaciones sexuales tenía la piel
oscura y cabellos largos y negros. Le hicieron numerosos tatuajes con
símbolos extraños. Duración: aproximadamente tres horas.
14 de diciembre de 1983. Lugar: Chapeco (Río Grande), Brasil.
Antonio Nelso Tasca, locutor-reportero de una emisora de radio.
Fue elevado hacia un ovni, también mediante un haz de luz, mientras
manejaba su auto por la carretera BR-282. La mujer con la que copuló
tenía los ojos muy rasgados y era de piel clara. Duración del suceso:
unas ocho horas.
Los robots a los que se hace referencia en el texto, que la noche del 28 de junio de 1979
secuestraron a Antonio Carlos Ferreira y lo llevaron a una pequeña nave
en la que lo transportaron a otra mayor que se hallaba estacionada a gran altura en el espacio.
Dibujo de la ET con que AC tuvo relaciones.
Los puntos en los muslos son una señal que llevan todos los de su raza.
El dibujo fue hecho por Vilma Buhler tras dos años de trabajo con el abducido
y después de muchas correcciones conforme a lo que él le iba indicando.
La misma mujer con la que tuvo relaciones,
vistiendo el traje de una sola pieza que ordinariamente llevan puesto los de su especie.
La insignia que en él se ve es la misma que le tatuaron a AC en un brazo.
Imagen idealizada por el artista norteamericano Chan Johnson, de la mujer con la que tuvo relaciones Antonio Carlos.
A lo que parece tiene en cambio bastante semejanza con la hija que resultó de la unión de ambos.
Esta no tiene tan acentuados los rasgos de la madre, que tan mala impresión causaron en el ánimo de AC.
Dos vistas de AC con el investigador Ney Matiel.
La superior, en el lugar exacto de una de las abducciones.
En la inferior se puede ver a Fernando, su pequeño hijo, con el
que algunas noches viene a jugar su medio-hermana extraterrestre.
Juan Valerio y su hijo Reginaldo.
Los extraterrestres que lo secuestraron y lo obligaron a tener relaciones sexuales le dijeron
que tanto él como Reginaldo eran fruto de experiencias genéticas que ellos habían llevado a cabo;
en cambio los otros miembros de su familia, no.